domingo, 10 de octubre de 2010

Diogenes y el Lingera

En ese momento estaba resistiendo a la nada que es más fuerte que el todo. Hace tres años al morir mi vieja heredo su departamento, sus muebles y el legado “su perro”, un Dobberman gigante al que ella adoraba y viceversa.

Yo estaba por debajo de la línea de pobreza, no tenía techo (como los colegios porteños), estaba como Elvis (viejo, gordo, añorando éxitos pasados y sin dimensionar mi decadencia).  Entonces a mi hermana Marisol se le ocurrió la idea y dijo "-.si te mudas a lo de mamá  Te haces cargo de Babau” (ese era el nombre del perro). se hacen compañía mutuamente, ese perro es muy bueno e inteligente.

No sé si debido a la ausencia de su dueña o el contacto conmigo pero el perro experimentó una serie de cambios, su inteligencia que otrora lo caracterizaba desapareció por completo, se había transformado a un perro tonto al que jamás logré comprender. De todas maneras acepté la invitación ("No tenía otra") y me mudé, parecíamos Babau y el Lingera”

Soy antisocial, es el resultado del trabajo de años, de décadas, de toda una vida, tengo tan poco paciencia que si hubiera dependido de mi no hubiera ni nacido, pero como estaba obligado a cohabitar con la mascota y compartir con él, su espacio, su lugar. De entrada intenté poner en práctica un conjunto de técnicas, mediante el empleo de pelotitas, huesos, que permitiera la realización automática de ciertas destrezas, pero jamás logré que el perro comprendiera las consignas impartidas.

Mi hermana advirtió de entrada que la convivencia se iba a complicar, y comenzó a dudar de mi capacidad para cuidar al cachorro diciéndome "A vos se te secan hasta los potus", por ende contrato a un paseador, un instructor, un cuidador, un madrugador. Todos los días a las siete de la mañana el portero llamaba dos veces, era el paseador. Cuando el perro escuchaba el timbre se ponía como loco, yo en ese momento que estaba durmiendo era atacado por una bestia de sesenta kilos, me levantaba semi inconsciente, agarraba su correa, su bozal se lo colocaba y era arrastrado hasta el ascensor por la bestia enardecida, en dicho trayecto yo pisaba de manera inexorable el excremento generado por el.

Yo vivo en un edificio céntrico en el que la mayoría son estudios de abogados, la cara de estupor que ponían los ocupantes del elevador al verme con semejante bestia, con los pelos parados, semidesnudo, descalzo y con olor a mierda, pretendiendo ingresar al ascensor era de horror, de espanto. Otras veces debido a mi torpeza la pequeña mascota directamente se lanzaba por la escalera, esto hacía que yo debiera bajar los tres pisos de a tres escalones. Al llegar a la planta baja yo me encontraba al borde del infarto.

Advertida mi hermana de mis abruptos amaneceres, comenzó a torturarme con llamados telefónicos para preguntarme boludeces una hora antes o sea a las seis de la mañana. Marisol no es pesada pero tiene una ligera compulsión a la repetición, compartimos nueve meses de útero, la infancia, y la adolescencia pero en ese momento me hartó y le descolgué el teléfono. Andres y Javier Calamaro son hermanos (como Marisol y yo), después dicen que dios no juega a los dados.

Todos los días incluidos los sábados a las veinte horas el paseador me restituía al bicharraco, el perro llegada se dirigía al lugar donde estaba su vianda (un kilo de Eukanuba era su ración o sustento diario), se tomaba un balde de agua, agarraba su hueso y se iba al balcón y el boludo le ladraba a cuanto auto pasaba en la calle, sólo interrumpía su rutina cuando evacuaba su intestino (cinco veces por noche), se comía un CD nuevo, o un par de zapatos. Pensé en comprarme un rifle de aire comprimido para implementarlo como herramienta en un proceso de reeducación canina compulsiva, y ponerle al perro los pañales "Plenitud", los que usan las personas mayores, (el tipo que le puso Plenitud a los pañales para viejos es un sádico hijo de puta), pero opte por llegar a una especie de pacto con el animal, "si aúllas o ladras no te doy tu comida".

Si bien yo confundía a Garfield con Snoopy con el tiempo logré mejorar la convivencia con Babau, yo no intentaba hacerlo columpiar, oscilar, menear, bambolear, brincar, dar la pata, traer el hueso arrojado como si hacía mi hermana cada vez que venía a visitarlo, infructuosamente intentaba demostrar la versatilidad del perro, pero este jamás respondió a sus pedidos, el perro era torpe, no entendía razones, no mostraba entendimiento, Marisol tampoco. Al advertir esto comencé a extorsionar al bicho diciéndole "Mira que viene Marisol" y empieza a pedirte destrezas. Mis misivas lograron en el animal una metamorfosis una transformación increíble.

Por mi parte yo estaba pasando un momento económico complicado, se me habían acabado los fideos, el café y lo único parecido que tenía a un comestible era el dentrífico, al principio yo comía osobuco, carne picada, pero con el tiempo le entre al Wiskas que mi hermana traía para el can. A diferencia del perro del hortelano este perro me dejaba comer, siempre y cuando no disminuyera su ración.

Mi humor de perros fue desapareciendo, no nos jodiamos uno a otro, el dejó de ladrar y de cagar cinco minutos antes de que venga alguien y yo no le exigía ninguna prueba para lo que obviamente no estaba capacitado. Éramos dos vagos conviviendo, me sentía normal como el Dogui, nuestro nivel de felicidad era semejante.

Un domingo dormía la siesta, dejé la canilla abierta del baño, me desperté en Venecia, faltaba el tucán para que sean las cataratas, busqué al perro no estaba, pensé "Se fue con Noé", "que triste Venecia si no estas tú", pero lo al final lo vi., el boludo de Babau se puso a nadar y no me aviso. Casi lo tiro por el balcón, lo impidió la protección de balcón que mi hermanita hizo instalar para que el perro no se tire, cosa que también me jode, no puedo apoyar los codos y mirar, ni vaciar el cenicero, ni escupir como un guanaco.

Después de un paso por el lado oscuro de la vida, uno tiene las cosas mas claras y he desarrollado una teoría: Los perros se parecen a sus dueños (muy difundida) pero yo considero además que poseen (perros y dueños) inteligencias equivalentes. De casado teníamos un perro Conand que era inteligente, fue secuestrado y el mismo negocio su rescate, yo juraría que ese perro leía, comprendía todo.  Todavía recuerdo el llamado del secuestrador pidiendo el rescate:

MI ex: “Quiero una prueba de vida”
Secuestrador: "Espere que le paso con el perro"
Perro (Conand): Ladrando se dio a conocer y entender.
MI ex: "Necesito un tiempo"
Yo: ¿Qué? ¿ Piden mucha guita?
Mi ex: " ………"

Aclaración. Hoy a la luz de los hechos sé lo que el perro le dijo " Si sigue ese pelotudo ahí no vuelvo mas". Pagué el rescate y me tuve que ir de la casa con el 100% de los votos.
También recuerdo a mi hijo en su bicicleta pegando carteles con su foto (una foto reconocible), no como todos los boludos que pegan en los postes fotos irreconocibles de sus perros perdidos. Yo estaba seguro que si el perro veía esos carteles volvería, pero lo había secuestrado un vecino (real), hace un tiempo lo vi iba con su paseador era el único que no iba atado, es el primer perro adiestrador de perros, no me reconoció (también real). En esa casa todos eran inteligentes (salvo yo obviamente), el canario, Sigmund (por Froyd) vivió quince años, era el ave Fénix una vez dijo " cuando muera, por favor no me incineréis, entiérrenme”. Es mas mi ex le quería poner al perro "La can" siguiendo la corriente psicoanalítica mascoteril.

Mi hermana comenzó a ver mal al perro y decidió llevárselo a su casa. Yo pensé "Me quedo sin el alimento balanceado", me ofrecí a pasearlo todos los días con ese tutu ridículo que le ponía. Amenacé con tirarme del balcón, al grito de ¡¡¡es demasiado!!!  pero la protección instalada por ella me lo impidió, el perro pensó "Vendrá la muerte y tendrá tus ojos". Llegó el DIA, yo lo había adiestrado toda la noche diciendo "Mañana viene Marisol, no quiero ninguna manifestación de alegría". Marisol llegó, me invito a despedirme de Babau (que estaba inmóvil) y así lo hice y al hacerlo me miró, me clavó la vista y por primera vez lo comprendí, con su mirada juro que me transmitió ¡¡¡Por favor matame!!!...



Pd. Babau ya no está, debe estar con mi vieja saltando, jugando, feliz de volver a ser un perro inteligente. No se ¿que decir de mi?. Supongo que eso dice suficiente de mi. Fingí un autosecuestro pero mi familia esta vez solicitó "Una prueba de muerte" y corté.

Pd1. No se si el domingo que viene voy a escribir. Hay una vecina que me tiró los galgos. Se lo conté a Marisol y me dijo "¿O es ciega o paseadora de perros?, por las dudas no vayas, porque los galgos van a quedar tan gordos que van a parecer chanchos.


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