Ese día hacía calor, ella estaba en la puerta del baile descalza, mal vestida, con sus catorce años y sus sueños e ilusiones a cuestas. El con sus veinte años iba a ese baile vestido para la ocasión y era un seductor, de esos que rompen corazones. La vio e inmediatamente se dio cuenta de que esa niña lo miraba embelesada. Se acercó a ella y le dijo "Eres linda" pero así vestida no te van a dejar entrar, hagamos algo, toma este dinero y el sábado que viene vení a bailar.
El sábado siguiente ella fue con la ropa de estreno al baile. Se vieron, se entendieron de inmediato y comenzaron a verse seguido. Se fueron enamorando silenciosamente. Él tenía otras novias lo que le impedían trabajar, lo suyo era la seducción, la conquista...la joda, , el pucho y el juego nada más. Ese era su norte.
Ella, ingenua, comunicó en su casa lo enamorada que estaba de él. Y él era conocido por lo vago, mujeriego etc. Por ello, ella fue condenada al encierro. Ese encierro los privó de verse, pero ella, en lugar de olvidarlo, intensificó el amor hacia su príncipe azul.
La relación siguió intensificándose a medida que pasaron los días, los años. Se veían a escondidas. Por su parte a él se le complicaron las cosas y por vago la familia lo echó de su casa. No tenía trabajo y decidió migrar a tierras lejanas en busca de un mejor porvenir. Entonces le comunicó su decisión a ella, diciéndole que el lugar al que iba era un paraíso en el que por fin iba a trabajar y que cuando estuviera en condiciones, se la llevaría con él al castillo que le prometió, que menos para semejante príncipe!!!!
Ella contó en su casa que su decisión era esperarlo y llegado el momento partiría en su búsqueda. La noticia generó un flor de kilombo. Padres y hermanos le dijeron al unísono ¿Te volviste loca?, diciéndole "Ese en primer lugar jamás va a laburar y segundo con lo mujeriego que es seguro se olvida de vos" Un consejo olvídate de él y búscate un novio como la gente!!!
A él le prestaron la plata para el pasaje y viajó. Ella mientras tanto se puso a trabajar, a estudiar ( aprendio a leer ), a bordar sabanas con sus nombres y a esperarlo. El, en su nuevo paraíso, se puso a laburar pero no juntó un peso. A cada persona que viajaba a su pueblo le decía decile a ella que la quiero. Claro, no tenía dinero para hablarle por teléfono y enviarle cartas era imposible (ella no sabía leer). Todo se ponía en su contra. Lo único que los unió era su amor, sus sueños compartidos y la promesa de él de traerla y de ella de esperarlo.
Estuvieron años sin verse, pasaron muchas primaveras y veranos enhebrando ilusiones y descosiendo fracasos. A través de un amigo que viajaba a su pueblo él le comunicó que su decisión era casarse. Le prestaron un traje para la ocasión a él, ella se compró un lindo vestido y se casaron por poder (a la distancia). Ella viajó (un mes en barco), él la fue a esperar al puerto de Buenos Aires y la llevó a su castillo, cumpliendo con la palabra prometida.
El castillo era una choza, el piso era de tierra, vivieron luego en una habitación de una pensión. Se bañaban con la asistencia del otro en una palangana. A pesar de la dura realidad se animaron, tomaron fuerza, respiraron profundo y lucharon. Sus convicciones, su amor, su voluntad hicieron que poco a poco la situación económica de estos dos soñadores prosperara económicamente
Ambos laburaban con toda su fuerza y luego llegaron sus dos hijos a quienes transmitieron su secreto, "Uno es lo que sueña, lo que construye, lo que ama". Tuvieron mil dificultades que superar, enfermedades que curar, asperezas que limar, diferencias que acercar, momentos de angustia y momentos de felicidad. Pero siguieron juntos a pesar de los pesares, de los errores, de las imperfecciones, aferrándose uno al otro para no caer y notaron que la pasión de los primeros tiempos ya no era la misma, sino que fue mutando a un amor de compañía, de cuidado mutuo, de compañerismo, de necesitarse mutuamente, de no poder vivir el uno sin el otro.
La lección de lucha, amor y convicción que ellos dos dieron a todos quienes los conocieron fue increíble, siguieron adelante más allá de sus diferencias, sus aciertos, sus defectos, sus virtudes y sus problemas económicos.
La primera vez que escuché este relato tenía seis años, después lo oí mil veces más atento (siempre) y sin perder detalle y pensaba estos tipos no tuvieron ni noche de bodas. Hoy que recuerdo esta historia no saben lo privilegiado que me siento no solo de haberla escuchado, sino que haya sido mi vieja quien contaba con tanto entusiasmo este cuento de dos soñadores de cosas simples, Roberto y María, mis padres.
PD: A mis viejos les gustaba Julio Iglesias, pero a ese tipo yo ya lo odio, sigue teniendo hijos, que continuaran seguramente con la tortura auditiva.
PD1: Entonces por eso hoy pongo a Sabina, y es para todos aquellos que como mis viejos nunca tuvieron una Noche de bodas, personas para los que la "ESPERANZA" es el más bello recuerdo que tienen de algo que todavía no les ha sucedido.
Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de boda,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de bodas,
que todas las lunas sean lunas de miel"
PD2: El próximo domingo la continuación de la "Hora más Oscura"
Joaquin Sabina - Noches de Boda
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