Si se le ocurre viajar a Macchu Picchu pasando por Bolivia. ni por casualidad se le ocurra contratar a la empresa IMPERIO INCA del delincuente Alfredo Julio Fernández, porque cuando llegue a Villazón ciudad boliviana situada a menos de 100 metros de La Quiaca y separada por el control fronterizo de migraciones, notara que la dirección que Usted tiene no existe y que los teléfonos que le dieron tampoco. Si investiga, como hice Yo, verá que este buen señor vive en realidad en la calle Suipacha 546 casi esquina Santa Cruz, Villazón, (una especie de Villa 31). Cuando lo ubique él le dirá que usted es el único turista de ese día y que por favor le pague la diferencia entre el costo pactado y lo que Usted, a modo de reserva, debió previamente depositar en la Cuenta de Ahorro 420009407014472 Banco Macro Jujuy CBU 2850200-9 4009407014472-8 CUIL 2730606987-5 de Noemí del Carmen Fernández, que debe ser la esposa de este señor. El mail de esta empresa fantasma es imperioincaturismo@hotmail.com.
Si Usted lo ubica, él le dirá “ Espéreme media hora “, lapso que el utilizará para ir a sacar los pasajes en tren (coche cama era lo pactado), pero le sacará boleto en la categoría más baja. Usted viajará rodeado de gallinas y encomiendas. Al final de ese viaje de nueve horas él le dirá que lo espera un empleado suyo. No le puedo dar más datos porque no tomé ese tren (temí que me hagan encomienda y me manden a Etiopía). No le pagué la diferencia y lo putié como corresponde. No lo molí a palos (cosa que si le prometí hacer cuando lo vea en Buenos Aires en la Feria de Turismo de Latinoamérica en la Rural a este crápula del Altiplano), porque en la villa en que este atorrante vive, esta rodeado de amigos y realmente temí por mi vida. A pesar de lo sacado que estaba noté que la comunicación no lingüística no era algo que estos bolivianos manejaran y consideré que ya había desperdiciado demasiada energía en amenazas motivadoras. Tuve la "suerte" de viajar sólo, no quiero pensar lo que debe sentir alguien que viaja con su familia.
“¡¡¡IMPERIO INCA!!! ES UNA FARSA UN FRAUDE UN ENGAÑO UNA TRAMPA.
Hecho mi aporte a la comunidad.
Así comenzaron mis vacaciones que iban a arrancar con cuatro días en Bolivia tres en Perú y quince por otras latitudes (con otra agencia gracias a Dios) y terminaron más o menos como comenzaron, internado con Salmonella dos días antes de mi regreso.
Antes de viajar y en contra mis principios porque lo considero de puto, me vacuné contra la Fiebre Amarilla, contra la Malaria y me apliqué una dosis de Raid intravenoso contra cualquier bacteria que me pudiera agarrar. Una vez alcanzado por la Salmonella me dispuse a leer los prospectos de las vacunas y descubro que el porcentaje de cobertura es del 99,9 % es casi del 100%. No está nada mal. Ya quisiera Yo que algo me saliera un 99,9% bien. Estos números tan alegremente barajados por los laboratorios internacionales quieren decir que un 99,9% de cualquier cosa significa "novecientos noventa y nueve de cada mil. Si, de verdad. Esto a su vez implica que uno de cada mil no está comprendido dentro de la ecuación. Veamos, es sencillo, 1000-999=1 ¿Me sigue?. Queda un microbio vivo.
¿Usted cree que al vacunarse está cubierto?. Lamento decirle que está en un error. No es cierto, no lo lamento nada. Me encanta decirle a la gente que está en un error. Esto me ocurrió a mi, me quedo un bacilo solitario (el azar no me tiene piedad), rodeado por los 999 cadáveres de sus parientes (Alberto, María, Juan, Susana y novecientos noventa y cinco mas) un poco mareado por los efluvios tóxicos, tal vez tosiendo y sintiéndose débil, pero caliente como una pava ante la brutal matanza.
Este estrógeno del orto al ver a sus cófrades exterminados, decidió exterminarme culpándome por la masacre, se alió con sus primos de mi flora intestinal, mi diabetes y destrozaron todos juntos mi sistema inmunitario. Vengaron a Carlitos, Etelvina, Matías, Carla, Joaquín...(siguen 994 nombres), al grito de muerte a este Hijo de Puta. Lo que este gusarapo superstite originó en mi organismo fue de tal magnitud que durante dos días no salí del baño, perdí todo mi potasio, me dio fiebre, y no había suero o antibiótico que ni siquiera los hiciera pestañear. Este engendro mutante de Chernobil logró la adhesión de todas las bacterias de mi organismo que ya estaban cansadas de laburar para mí (con las boludeces que ingiero) y se dedicaron a lo que más les gusta destruir a "seres superiores". Se les podrá cuestionar su vocación, pero nunca su coherencia.
Llegué destruido de mis vacaciones a Buenos Aires el diecinueve de enero con vómitos y diarreas y a las puteadas contra los boludos que aplauden al piloto en el avión (podrían empezar a llamar a Fonogay) y que no son conscientes del espacio y llevan valijas con rueditas (es de puto) para ahorrarse los minutos de carrusel. Del Aeropuerto directamente me dirijo a Suiss Medical donde me dicen que me van a hacer una plaquita. ¿De intestino? -pregunto-. ¡No de mármol! me responden y me detectan una serie de cosas que tenía anidadas en el esófago, me prescriben unos antibióticos y al otro día debo hacerme un análisis de sangre. Fui el veintiuno de enero (el veinte tenía un compromiso ineludible).
Lo único positivo es que adelgacé como diez kilos, cuando pensaba que sólo adelgazaba con las angustias, podría a decir a modo de resiliencia, palabra nueva que conocí en este viaje y que es la capacidad que tiene el ser humano de hacer frente a las adversidades y convertirlas en algo positivo, (por eso no la conocía)
Lamentablemente por mi Diabetes tengo mucha experiencia en ir a sacarme sangre. El procedimiento es el siguiente, me sacan sangre, luego me inyectan glucosa y me vuelven a sacar sangre a la media hora, me inyectan nuevamente glucosa y a la media hora me extraen sangre nuevamente (Sonría lo estamos pinchando, Macri). Pero hay algo que me divierte de ese lugar y es el ver los kilombos que se arman cuando los pacientes toman mas de una medialuna (corresponde una por paciente, y un café) y los que están esperando temen que no alcancen para cuando ellos concluyan con la extracción por la que fueron, parecen niños.
Llegué y me tocó el número 345. Noté que me olvide el control remoto, un día lo voy a llevar para cambiarles Crónica TV que es lo único que ponen.
Iban por el 290, creí que me daba una embolia.
Debo confesar que, ante estas situaciones, suelo llevar a cabo una vieja treta tilcareña de la cual no me enorgullezco públicamente (aunque cuando me sale, suelo dibujar una tenue sonrisa, creyéndome un vivo bárbaro).
En general, la gente que se cansa de esperar, tira su número y se va. Entonces, yo camino por el lugar buscando algún número tirado en el suelo.
Siempre encuentro uno con un número mucho más bajo del que tengo. Para hacerla corta, tiré el número 345 y levanté el 315. Siempre me quedo esperando a que alguien levante mi número del piso, mientras llega mi turno. No me critique, peor sería que ingrese tosiendo muy fuerte al grito de rápidooo, rápidoooo, algo para la Tuberculosis!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
305…306…307
Nadie parecía notar mi número en el suelo.
Me distraje porque una mujer se desmayó vino una secretaría que activo una alarma y ningún enfermero vino a socorrerla.
308…309…310
La alarma sonó nuevamente, y la escena se repitió: dejando el ruido insoportable de la alarma.
Nadie se acercó.
Recordé haber pasado esa mañana junto a un auto cuya alarma pedía a gritos la llegada de su dueño. Nada.
Recordé las miles de alarmas que escuché en mi vida. Incluso, un día pasé frente a un local cuya alarma sonaba a todo trapo. Y ni yo ni ningún peatón se detuvo siquiera a mirar si algo pasaba. Seguramente nada pasaba.
311…312…313
Yendo más lejos en el tiempo, recordé el famoso accidente de LAPA... en el que aquel avión despegó a toda furia, a pesar de que en la cabina una alarma no paraba de sonar. Insistente. Indisimulable. Irremediable.
Y hace apenas unos días, pasó lo del robo al Banco Provincia. Cinco veces sonó la alarma. Cinco veces la policía acudió al lugar. No vieron nada "raro" y se fueron como llegaron.
No voy a ponerme a criticar a un boquetero ni a hablar de honestidad. Justo yo, que levanto numeritos del piso para que me atiendan antes.
Pero, digo Yo: ¿para qué ponemos alarmas? ¿Qué pretendemos? ¿No será que hay demasiadas alarmas y entonces ya nada nos termina de sorprender?
¿Por qué no nos dejamos de hacer ruido al pedo, si a nadie le interesa un pepino cuando una alarma suena? Yo vivo a cuatro cuadras del Obelisco y suenan por noche no menos de tres alarmas.
Dejé de pensar cuando escuché que llamaban al 315.
El papelito con el número anterior seguía en el piso, a la vista de todos.
Minutos después, mientras retiraba mi docena de medialunas, una señora embarazada merodeó los alrededores del papelito.
Se paró junto a él.
Disimuló agacharse para sacarse algo del zapato.
Y en un solo movimiento, se quedó con el número.
No todo está perdido para la humanidad pensé y me retiré con la frente alta (así disimulo la papada).
PD.: Este no es un blog abandonado, las que me abandonaron son las ideas. Y que suelten a Barreda “una mala tarde la tiene cualquiera”.
PD1: La semana pasada se conmemoró el 20 de Enero.
1265 El Parlamento Inglés sesiona por primera vez
1486 Cristóbal Colón se presenta ante los Reyes Católicos en Córdoba
1533 Pedro de Heredia funda la ciudad de Cartagena de Indias
1873 Nace el dramaturgo Joaquín Álvarez Quintero
1876 El perito Francisco P. Moreno llega al lago Nahuel Huapi, e iza la bandera argentina
1882 Comienzan las obras de excavación del Canal de Panamá
1906 Nace Aristóteles Sócrates Onassis, empresario griego
1920 Nace Federico Fellini, cineasta italiano
1960 Nací yo. Cumplí 51 y todavía no cambie el mundo. Así comencé mi cumpleaños esta vez.
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